LOS TÉRMINOS QUE EN LA BIBLIA SE USAN PARA REGENERACIÓN Y LAS IMPLICACIONES DE ESOS TÉRMINOS
LOS TÉRMINOS QUE TENEMOS QUE CONSIDERAR
La palabra griega "regeneración" (palingenesia) se
encuentra nada más en Mat. 19: 28 y Tito 3: 5 y sólo en este último pasaje se
refiere al principio de la vida nueva en el individuo cristiano. La idea de
este principio se expresa de manera más común por medio del verbo gennao (con
anothen en Juan 3: 3), o su compuesto anagenao.
Estas palabras significan, bien, engendrar de nuevo o, concebir
o nacer, Juan 1: 13; 3: 3, 4, 5, 6, 7. 8; I Ped. 1: 23; I Juan 2: 29; 3: 9; 4:
7; 5: 1, 4, 18. En un pasaje, es decir Sgto. 1: 18, la palabra apokueo, concebir
o hacer nacer, es la que se emplea, además, el pensamiento de la producción de una
nueva vida está expresado por la palabra ktizo, crear, Ef. 2: 10, y el producto
de esta creación se llama una kaine ktisis (nueva criatura), II Cor. 5: 17;
Gál. 6: 15, o un kainos anthropos (nuevo hombre), Ef. 4: 24. Por último el
término suzoopoieo, hacer vivir con, vivificador con se usa también en un par
de pasajes, Ef. 2: 5; Col. 2: 13.
LAS IMPLICACIONES DE ESTOS TÉRMINOS
Estos términos llevan consigo varias implicaciones importantes,
a las que debemos dirigir nuestra atención.
1. La regeneración es una obra creadora de Dios, y es, por tanto,
una obra en la que el hombre permanece pasivo por completo, y en la que no hay
lugar para la cooperación humana.) Este es un punto muy importante, puesto que
acentúa el hecho de que la salvación es por completo de Dios.
2. La obra creadora de Dios produce una nueva vida, en virtud de
la cual, el hombre, vivificado con Cristo, participa de la vida de
resurrección, y puede ser llamado una criatura nueva, "creada en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas", Ef. 2: 10.
3. Deben distinguirse dos elementos en la regeneración, es decir,
la generación o la concepción de una vida nueva, y el producirla o hacerla
nacer, 'mediante los cuales la vida nueva brota de esas escondidas
profundidades. La generación implanta el principio de la nueva vida en el alma,
y el nuevo nacimiento hace que este principio comience a presentarse en acción.
Esta distinción es de gran importancia para un entendimiento adecuado de la
regeneración.
EL USO DEL TERMINO "REGENERACIÓN" EN LA
TEOLOGÍA
EN LA IGLESIA PRIMITIVA Y EN LA TEOLOGÍA
CATOLICORROMANA
En la mente de la iglesia primitiva el término
"regeneración" no se mantuvo como un concepto definido con precisión.
Se usó para denotar un cambio relacionado en forma estrecha con el lavamiento
de los pecados, y no se hizo una distinción clara entre la regeneración y la justificación.
Según se le identifica con la gracia bautismal, el primero se entendía de
manera especial como una designación de la remisión de los pecados aunque la idea
de una cierta renovación moral no estaba excluida.
Aun Agustín no trazó aquí una línea estricta; sino que
distinguió entre regeneración y conversión. Para él la regeneración incluía,
además de la remisión del pecado, nada más un cambio inicial del corazón,
seguido por la conversión posterior. Concebía Agustín la regeneraran como una
obra de Dios estrictamente solitaria, en la que el sujeto humano, no puede
cooperar, y a la que tampoco el hombre puede resistir.
De consiguiente, para Pelagio, la "regeneración" no
significaba el nacimiento de una criatura nueva, sino el perdón de los pecados
en el bautismo, la iluminación de la mente por medio de la verdad y la
estimulación de la voluntad por medio de las promesas divinas. La confusión
entre la regeneración y la justificación, que ya se descubre en Agustín, se
hizo todavía más notable en el escolasticismo.
De hecho, del más prominente de los dos conceptos que resultó
ser la justificación, se pensaba que incluía la regeneración y se concebía como
un acto en el que Dios y el hombre cooperan. La justificación según la
explicación común incluía la infusión de gracia, es decir, el nacimiento de una
nueva criatura, o regeneración, el perdón de los pecados y el desalojo de la
culpa que le correspondía. No obstante, había una diferencia de opinión
respecto a, cuál de estos dos elementos es por razón lógica el primero.
Según Tomás de Aquino la infusión de gracia es primero, y el
perdón de los pecados se basa sobre esto, cuando menos en cierto sentido; pero
según Duns Escoto el perdón de los pecados es primero y sirve de base para la infusión
de la gracia. Ambos elementos se efectúan por medio del bautismo ex opera operato.
La opinión de Tomás de Aquino triunfó en la Iglesia. Hasta el
día de hoy hay en la iglesia católica romana una cierta confusión entre
regeneración y justificación, la cual, sin duda, se debe en gran parte al hecho
de que la justificación no se concibe como un acto forense, sino como un acto o
proceso de renovación. En ese acto el hombre no está declarado sino hecho
justo. Dice Wilmers en su obra, Handbook
of the Christian Religion:
"Así como la justificación es una renovación y regeneración
espiritual, se sigue que el pecado queda verdaderamente destruido por ella, y
no como los reformadores sostienen, que nada más queda cubierto o que ya no se
imputa".
COMO LA ENTENDIERON LOS REFORMADORES Y LAS IGLESIAS PROTESTANTES
Lutero no pudo escaparse por completo de confundir la
regeneración con la justificación.
Además habló de la regeneración o del nuevo nacimiento en un
sentido todavía más amplio. Calvino también usó el término en un sentido muy
comprensivo. Como una designación de todo el proceso por medio del cual el
hombre es renovado, incluyendo además del acto divino que origina la nueva vida
también la conversión (arrepentimiento y fe) y la santificación.252 Varios
autores del Siglo XVII fallaron en distinguir entre regeneración y conversión y
usan indistintamente ambos términos, tratando lo que ahora llamamos
regeneración bajo el título de vocación o de llamamiento eficaz.
Los Cánones de Dort usaron también las dos palabras como sinónimas,
y la Confesión Belga parece que habla de la regeneración en un sentido todavía
más amplio. Este uso comprensivo del término "regeneración" condujo
con frecuencia a la confusión y al descuido sobre distinciones muy necesarias.,
Por ejemplo, aunque la regeneración y la conversión se identificaran, la
regeneración se declaraba todavía como acto solitario de Dios, a pesar del hecho
del que en la conversión el hombre, en realidad coopera.
La distinción entre regeneración y justificación se había hecho ya
más clara, pero por grados se hizo necesaria, y se estableció también, la
costumbre de emplear el término "regeneración" en un sentido más
restringido. Turretin define dos clases de conversión : primero, una
"habitual" o conversión pasiva, producida por una disposición o
hábito del alma, la cual, acentúa él, debiera llamarse mejor
"regeneración", y segundo, una "actual" o conversión
"activa", en la cual este hábito o disposición implantada se vuelve
activo en la fe y el arrepentimiento.
En la teología Reformada de hoy, la palabra
"regeneración" se usa por lo general en un sentido más restringido,
como una designación de aquel acto divino por medio del cual el pecador queda
dotado de nueva vida espiritual y mediante ese acto el principio de la vida
nueva entra por primera vez en acción. Concebida así, la regeneración incluye
tanto el "ser engendrado de nuevo" como el "nuevo
nacimiento", en el que la nueva vida se hace manifiesta.
No obstante, en estricta armonía, con el significado literal de
la palabra "regeneración" el término "se emplea a veces en un
sentido todavía más limitado, para denotar nada más la implantación de la nueva
vida en el alma, aparte de las primera s manifestaciones de esta vida. En la
moderna teología ancha el término "regeneración" adquiere un
significado diferente. Schleiermacher distinguió dos aspectos de regeneración, es
decir, la conversión y la justificación y sostuvo que en la regeneración
"se produce en el creyente una nueva conciencia religiosa mediante el
espíritu cristiano ordinario de la comunidad, y se prepara para la nueva vida,
o la 'santificación'.
(Pfleiderer) Que el "espíritu cristiano de la comunidad o
congregación" es el resultado de un influjo de la vida divina, por medio
de Cristo, en la Iglesia, y se llama "el Espíritu Santo" por
Schleiermacher. El concepto moderno está bien expresado en las palabras
siguientes que son de Youtz: "La interpretación moderna inclina al retorno
del uso simbólico del concepto de regeneración.
Nuestras realidades éticas tienen que ver con los caracteres
transformados. La regeneración expresa así un cambio ético radical y vital, más
bien que un principio metafísico, por completo nuevo. La regeneración es un
peldaño vital en el desarrollo natural de la vida espiritual, un reajuste
radical de los Procesos morales de la vida".255 Los investigadores en la
psicología de la religión, en general, dejan de distinguir entre regeneración y
conversión.
Consideran que la regeneración es un proceso en el que la
actitud del hombre hacia la vida cambia de lo auto céntrico a lo
heterocéntrico. Este proceso encuentra su explicación en primer lugar en la
vida subconsciente, y no envuelve por necesidad nada que sea sobrenatural.
James dice: "Ser convertido, ser regenerado, recibir la gracia,
experimentar la religión, adquirir seguridad, son otras tantas frases que
denotan el proceso, gradual o repentino, por medio del cual uno mismo, que
hasta aquí estaba dividido, consciente de estar equivocado, de ser inferior e
infeliz se convierte en una personalidad unificada, conscientemente recta,
superior y feliz como consecuencia de su firme apego a las realidades
religiosas". Según Clark, "los investigadores han convenido en
distinguir tres diferentes etapas en la conversión:
1. Un período de 'tormenta y lucha', sentido de pecado, o
sentimiento de desarmonía interna, lo que la teología conoce como `convicción
de pecado' y designado por James como 'enfermedad del alma'.
2. Una crisis emocional que señala un punto de regreso.
3. Una venturosa tranquilidad acompañada por un sentido de paz,
descanso, armonía interior, aceptación delante de Dios, y con frecuencia, de
reflejos motores y sensorios de varias clases".
LA NATURALEZA ESENCIAL DE LA REGENERACIÓN
Respecto a la naturaleza de la regeneración hay varios errores
que -111' debemos evitar.
Será bueno mencionar éstos antes de comenzar el estudio de las
cualidades positivas de esta obra recreadora de Dios.
LOS ERRORES
1. La regeneración no es un cambio en la substancia de la
naturaleza humana, como enseñaban los maniqueos y también en los días de la
Reforma Flacio Ilírico, que concebía el pecado original como una substancia que
había de ser substituida por otra en la regeneración. Ninguna nueva semilla o
germen físico se implanta en el hombre; ni hay tampoco que hacer alguna adición
a las facultades del alma, o alguna substracción de ellas.
2. Tampoco es nada más un cambio en una o más de las facultades
del alma como, por ejemplo, de la vida emocional (sentimientos o corazón), que
remueve la aversión a las cosas divinas, según algunos evangélicos la conciben,
o del intelecto, o una iluminación de la mente que está obscurecida por el
pecado, como la consideran los racionalistas.
La regeneración afecta el corazón, entendida la palabra en el
sentido de la Escritura, es decir, como el órgano central del alma que lo
controla todo y del cual fluyen las corrientes de la vida. Esto significa que
afecta a la naturaleza humana como un todo.
3. Tampoco es un cambio completo o perfecto de toda la naturaleza
del hombre, o de alguna parte de ella como para que ya no sea capaz de pecar
como enseñaron los extremados anabaptistas y algunos de las sectas fanáticas.
Esto no significa que, en principio, no afecte a toda la naturaleza del hombre;
sino nada más que no constituye el cambio completo que se obra en el hombre
mediante la operación del Espíritu Santo. Es decir, no incluye ni la conversión
ni la santificación.
LOS CARACTERES POSITIVOS DE LA REGENERACIÓN
Tenemos que hacer las siguientes confirmaciones positivas acerca
de la regeneración:
1. La regeneración consiste en la implantación del principio de la
nueva vida espiritual en el hombre, en un cambio radical de la disposición
regente del alma, la cual bajo la influencia del Espíritu Santo, da nacimiento
a una vida que se mueve en dirección hacia Dios. En principio este cambio
afecta al hombre completo : en su intelecto ; I Cor. 2 : 14, 15 ; II Cor. 4 : 6
; Ef. 1 : 18 ; Col. 3: 10 ; en su voluntad, Sal 110 : 3 ; Fil. 2: 13 ; II Tes.
3 : 5 ; Heb. 13 : 21; y en sus sentimientos o emociones, Sal 42 : 1, 2; Mat. 5:
4; I Ped. 1: 8.
2. Es un cambio instantáneo en la naturaleza del hombre, que
afecta al momento al hombre completo, intelectual, emocional y moral. La
afirmación de que la regeneración es un cambio instantáneo implica dos cosas:
A. Que no es un trabajo que esté preparado por grados en el alma,
según enseñan los católico romanos y todos los semipelagianos; no hay etapa intermedia
entre la vida y la muerte; uno vive o está muerto.
B. Que no es un proceso gradual como la santificación. Es verdad
que algunos autores Reformados en ocasiones han usado el término
"regeneración" como que incluye aun la santificación; pero esto fue
en los días cuando el ordo salutis no estaba desarrollado por completo como lo
está hoy.
3. En un sentido más limitado es un cambio que ocurre en la vida
subconsciente. Es una obra secreta e inescrutable de Dios, que nunca se percibe
directamente por el hombre. El cambio puede tener lugar sin que el hombre sea
consciente de él al momento, aunque éste no es el caso cuando coinciden la
regeneración y la conversión; y aun más tarde, el hombre la percibe sólo en sus
efectos.
Esto explica el hecho de que el cristiano puede, por una parte,
luchar por largo tiempo con dudas e incertidumbres, y por la otra, puede
todavía triunfar, por grados, sobre éstas y levantarse a las alturas de la
seguridad.
DEFINICIÓN DE REGENERACIÓN
De lo que hemos dicho precedentemente respecto al uso actual de
la palabra "regeneración", se sigue que la regeneración puede ser
definida de dos maneras. En el sentido estricto de la palabra podemos decir: La
regeneración es aquel acto de Dios por medio del cual el principio de la vida
nueva queda implantado en el hombre, y se hace santa la disposición regente del
alma. Pero para incluir la idea del nuevo nacimiento tanto como la del ser
"engendrado otra vez", será necesario completar la definición con las
siguientes palabras: "quedando asegurado el primen ejercicio santo de esta
nueva disposición".
EL LLAMAMIENTO EFICAZ EN RELACIÓN CON EL
LLAMAMIENTO EXTERNO Y LA REGENERACIÓN
INSEPARABLE CONEXIÓN ENTRE EL LLAMAMIENTO EFICAZ Y EL
LLAMAMIENTO EXTERNO
El llamamiento de Dios puede decirse que es uno, y la diferencia
entre llamamiento externo o interno y eficaz únicamente llama la atención al
hecho de que en ese llamamiento hay dos aspectos. Esto no significa que estos
dos aspectos estén siempre unidos y vayan siempre juntos.
No afirmamos con los luteranos que "el llamamiento interno
no sea siempre concurrente con el oír de la palabra". No obstante,
significa que cuando el llamamiento interno llega a los adultos es por la
mediación de la predicación de la Palabra. Es una y la misma palabra la que se
escucha en el llamamiento externo, y que se hace efectiva en el corazón en el
llamamiento interno.
Por medio de la poderosa aplicación del Espíritu Santo el
llamamiento externo pasa a ser directamente interno. Pero aunque este
llamamiento esté relacionado en forma estrecha con el externo y forme una
unidad con El, hay ciertos puntos de diferencia:
1. Es un llamamiento hecho por la Palabra, aplicada en forma
salvadora mediante la operación del Espíritu Santo, I Cor. 1: 23, 24; I Ped. 2:
9.
2. Es un llamamiento poderoso, es decir, un llamamiento que es
efectivo para la salvación, Hech. 13: 48; I Cor. 1: 23, 24
3. Se concede irrevocablemente, es decir, un llamamiento que no
está sujeto a cambio y que nunca será retirado, Rom. 11:29.
CARACTERÍSTICAS DEL LLAMAMIENTO INTERNO
Deben notarse las siguientes características:
1. Opera mediante la persuasión moral más la operación eficaz del
Espíritu Santo. Tenemos que preguntar si en este llamamiento (como distinto de
la regeneración) la Palabra de Dios obra en forma creadora, o mediante persuasión
moral. Ahora bien, no hay duda acerca de que de la Palabra de Dios se dice a
veces que obra de una manera creadora, Gen 1: 3; Sal 33: 6, 9; 147: 15; Rom. 4:
17 (aunque este pasaje debe interpretarse en forma diferente). Pero todos estos
pasajes se refieren al poder de la Palabra de Dios, a su mandato autoritativo,
y no a la Palabra de la predicación que es la que nos concierne aquí.
El Espíritu de Dios obra mediante la predicación de la Palabra
sólo de una manera moralmente persuasiva, haciendo más efectiva la persuasión
de la Palabra, de tal manera que el hombre escucha la voz de su Dios.
Esto se deduce de la íntima naturaleza de la Palabra, que se
dirige al entendimiento y a la voluntad. No obstante, debe recordarse que esta
persuasión moral no constituye todavía el todo del llamamiento interno; debe
haber además de esto una operación poderosa del Espíritu Santo para aplicar la
Palabra al corazón.
2. Obra en la vida consciente del hombre. Este punto está
relacionado de manera muy íntima con el precedente. Si la palabra de la
predicación no obra en forma creadora sino nada, más de una manera moral y
persuasiva, se sigue que puede obrar nada más en la vida consciente del hombre.
Se dirige al entendimiento, que el Espíritu capacita con el sentido de la vista
espiritual dentro de la verdad, y por medio del entendimiento ejerce influencia
en forma efectiva sobre la voluntad, de manera que el pecador se vuelve a Dios.
El llamamiento interno necesariamente desemboca en la conversión, es decir, en
un regreso consciente fuera del pecado y en dirección hacia la santidad.
3. Es teleológico. El llamamiento interno es de carácter
teleológico, es decir, llama al hombre para determinado fin, hacia la gran meta
a la cual el Espíritu Santo está dirigiendo al elegido, y, en consecuencia
hacia las etapas intermedias que hay en el camino de su destino final.
Es un llamamiento al compañerismo con Jesucristo, I Cor. 1: 9;
para heredar bendición, I Ped. 3: 9; a la libertad, Gál. 5: 13; a la paz, I Cor.
7: 15; a la santidad, I Tes. 4: 7; hacia una esperanza, Ef. 4: 4; hacia la vida
eterna, I Tim. 6: 12; y el reino de Dios y de su gloria, I Tes. 2: 12.
LA RELACIÓN ENTRE EL LLAMAMIENTO EFICAZ Y LA
REGENERACIÓN
1. La identificación de los dos en la teología del Siglo XVII. Es
un hecho bien conocido que en la teología del Siglo XVII con frecuencia se
identificaban del todo, y si no del todo, al menos, hasta donde la regeneración
se consideraba que está incluida en el llamamiento. Varios de los antiguos
teólogos tienen un capítulo aparte sobre el llamamiento, pero ninguno sobre la
regeneración. Según la Confesión de Westminster X, 2, el llamamiento eficaz
incluye la regeneración.
Este concepto encuentra alguna justificación en el hecho de que
Pablo, que usa el término "regeneración" sólo una vez, evidentemente
la concibe como incluida en el llamamiento, en Rom. 8: 30. Además, hay un
sentido en el que el llamamiento y la regeneración están relacionados como
causa y efecto. No obstante, debe recordarse que al hablar del llamamiento como
que incluye. o como que está relacionado causalmente con la regeneración no
queremos decir nada más lo que técnicamente puede denominarse llamamiento
interno o eficaz, sino el llamamiento en general, que incluye aún el
llamamiento creador.
El uso extensivo en los tiempos de la post Reforma, del término
"llamamiento" más bien que "regeneración", para designar el
principio de la obra de la gracia en la vida de los pecadores, se debió a un
deseo de acentuar la estrecha relación que existe entre la Palabra de Dios y la
operación de su gracia.
Y el predominio del término "llamamiento" en la época
apostólica encuentra su explicación y justificación en el hecho de que, en el
caso de aquellos que fueron reunidos en la iglesia, en aquel período misionero,
la regeneración y el llamamiento eficaz fueron, por lo general, simultáneos
aunque el cambio se reflejaba en la vida consciente de ellos como un poderoso
llamamiento de Dios. No obstante, en una presentación sistemática de la verdad
debemos distinguir con mucho cuidado entre llamamiento y regeneración.
2. Los puntos de diferencia entre la regeneración y el llamamiento
eficaz. La regeneración en el sentido más estricto de la palabra, es decir,
como el ser engendrado otra vez, tiene lugar en la vida subconsciente del
hombre y es del todo independiente de cualquiera actitud que él asuma con
referencia a ella. El llamamiento por otra parte, se dirige a la conciencia, e
implica una cierta disposición de la vida subconsciente. Esto se deduce del
hecho de que la regeneración obra desde adentro, en tanto que el llamamiento
viene desde afuera.
En el caso de los niños hablamos de regeneración más bien que de
llamamiento.
Además, la regeneración es una operación creadora e hiperfísica
del Espíritu Santo, por medio de la cual el hombre queda trasladado de una
condición a otra, de una condición de muerte espiritual a una de vida
espiritual. El llamamiento eficaz, al contrario, es teleológico, produce la
nueva vida y la enfoca en la dirección de Dios.
Asegura el ejercicio de la nueva disposición y hace que la nueva
vida entre en acción.
3. El orden relativo del llamamiento y la regeneración. Esto quizá
se entienda mejor si notamos las siguientes etapas:
A. Con toda lógica, el llamamiento externo en la predicación de la
Palabra (excepto en el caso de los niños) precede, por lo general, o coincide
con la operación del Espíritu Santo, por lo cual la vida nueva se produce en el
alma del hombre.
B. Entonces por medio de la palabra creadora, Dios genera la nueva
vida, cambia la disposición interna del alma, ilumina la mente, despierta los sentimientos
y renueva la voluntad. En este acto de Dios queda implantado el oído que
capacita al hombre para oír el llamamiento de Dios para la salvación de su
alma. Esta es la regeneración en el sentido más estricto de la palabra. En ella
la regeneración el hombre permanece del todo pasivo.
C. Habiendo recibido el oído espiritual, el llamamiento de Dios en
el evangelio es oído por el pecador y hace, efectivamente, su aposento en el
corazón. El deseo de resistir ha sido cambiado en deseo de obedecer, y el
pecador se rinde a la influencia persuasiva de la Palabra por medio de la
operación del Espíritu Santo. Este es el llamamiento eficaz por medio de la instrumentalidad
de la palabra de la predicación aplicada en forma efectiva por el Espíritu de
Dios.
D. Por último, este llamamiento eficaz asegura usando la verdad
como medio, el primer ejercicio santo de la nueva disposición que ha nacido en
el alma. La nueva vida comienza a manifestarse; la vida implantada desemboca en
el nuevo nacimiento. Este es el cumplimiento de la obra de la regeneración en el
más amplio sentido de la palabra, y el punto en el que se transforma en conversión.
E. Ahora bien, no deberíamos cometer el error de considerar este
orden lógico como un orden temporal que tendrá que aplicarse en todos los
casos. La vida nueva con frecuencia se implanta en el corazón de los niños
mucho antes de que sean capaces de oír el llamamiento del evangelio; no
obstante, son capacitados con esta vida sólo cuando el evangelio es predicado.
De consiguiente, hay siempre un llamamiento creador de Dios por medio del cual
se produce la vida nueva.
En el caso de aquellos que viven bajo la administración del
evangelio existe la posibilidad de que reciban las semillas de la regeneración
mucho antes de que lleguen a los años de discreción y, por tanto, también mucho
antes de que el llamamiento eficaz penetre en sus conciencias. No obstante, es
muy improbable que siendo regenerados, vivan en pecado durante años y que aun
después de haber llegado a la madurez no den evidencia, de ninguna clase, de
que en ellos hay vida nueva.
Al contrario, en el caso de aquellos que no viven bajo la
administración del pacto no hay razón para aceptar un intervalo entre el tiempo
de su regeneración y su llamamiento eficaz. En el llamamiento eficaz ellos al momento
se dan cuenta de su renovación, e inmediatamente encuentran las semillas de la
regeneración que germina en una vida nueva. Esto significa que la regeneración,
el llamamiento eficaz y la conversión coinciden.
LA NECESIDAD DE LA REGENERACIÓN
LA MODERNA TEOLOGÍA ANCHA NIEGA ESTA NECESIDAD
La necesidad de la regeneración, tal como se entendía en la
iglesia cristiana la niega, como es natural, la moderna teología ancha. No está
en acuerdo con la enseñanza de Rousseau de que el hombre es bueno por
naturaleza. Cualquier cambio radical o desvío completo en la vida' de un hombre
que es esencialmente bueno, sería un cambio para peor. Los partidarios de estos
conceptos anchos hablan de la salvación por el carácter, y la única
regeneración de la que ellos saben es una concebida como un escalón vital en el
desarrollo natural de la vida espiritual, un reajuste radical del proceso moral
de la vida". (Youtz.)
Muchos enseñan una serie de renovaciones éticas. Emerton dice:
"El carácter ganador de esta manera, probado y retenido, es redención. No
hay otra definición que valga. Es la redención del yo más bajo del hombre por
el dominio de su yo más elevado. Es lo espiritual que redime lo animal"
ESTA NECESIDAD SE DEDUCE DE LA ENSEÑANZA DE LA
ESCRITURA CON REFERENCIA A LA CONDICIÓN NATURAL DEL HOMBRE
La santidad O la conformidad con la ley divina es la condición
indispensable para asegurar el favor divino, alcanzar paz de la conciencia y gozar
de la comunión con Dios, Heb. 12: 14. Ahora bien, la condición del hombre por
naturaleza es, según la Escritura, tanto en disposición como en acto,
exactamente lo opuesto de lo que es la santidad que aquí es tan indispensable.
El hombre está descrito como muerto a causa de sus transgresiones y pecados,
Ef. 2: 1, y esta condición reclama nada menos que una restructuración hacia la vida.
Un cambio literal interno se hace necesario, un cambio por medio del cual se
cambie toda la disposición del alma.
LA NECESIDAD DE LA REGENERACIÓN TAMBIÉN ESTA AFIRMADA
POR LA ESCRITURA
La Escritura no nos deja en duda acerca de la necesidad de la
regeneración, pero afirma esto en los términos más claros. Jesús dijo: "De
cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino
de Dios", Juan 3: 3.262 Esta afirmación del Salvador es absoluta y no deja
lugar para las excepciones. La misma verdad se deduce con claridad de las
afirmaciones de Pablo como por ejemplo, I Cor. 2: 14: "Pero el hombre
natural no percibe las cosas del Espíritu de Dios porque le son locura, ni las
puede conocer porque han de ser discernidas espiritualmente", Gál. 6: 15:
"Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión es algo, ni la incircuncisión,
sino la nueva criatura". Compárese Jer. 13: 23; Rom. 3: 11; Ef. 2: 3, 4.
LA CAUSA EFICIENTE DE LA REGENERACIÓN
Hay sólo tres diferentes conceptos fundamentales que nos vienen
a la consideración aquí, y todos los otros son modificaciones de éstos.
LA VOLUNTAD HUMANA
Según Pelagio el concepto de la regeneración es sólo un acto de
la voluntad humana, y en la práctica es idéntico con la propia reforma lograda
por uno mismo. Con algunas ligeras diferencias este es el concepto de la
teología moderna ancha. Una modificación de este concepto es el de los
semipelagianos y de los arminianos, que la consideran, al menos en parte, como
un acto del hombre que coopera con las influencias divinas aplicadas por medio
de la verdad.
Esta es la teoría
sinergética de la regeneración. Estos dos conceptos envuelven una negación de
la depravación total del hombre enseriada con tanta claridad en la Palabra de
Dios en Juan 5: 42; Rom. 3: 9-18; 7: 18, 23; 8: 7; II Tim. 3: 4; y de la verdad
bíblica de que sólo Dios es el que inclina la voluntad del hombre, Rom. 9: 16;
Fil. 2: 13.
LA VERDAD
Según el concepto anterior la verdad es un sistema de motivos
presentados a la voluntad humana por el Espíritu Santo, y esa verdad es la
causa inmediata del cambio de la inmundicia a la santidad. Este fue el concepto
de Lyman Beecher y de Charles G. Finney.
Esta teoría acepta que la obra del Espíritu Santo difiere de la
del predicador sólo en grado.
Ambos obran sólo por persuasión. Pero resulta una teoría
insatisfactoria. La verdad puede ser un motivo de santidad sólo si se la ama,
en tanto que el hombre natural no ama la verdad, sino la aborrece, Rom. 1: 18,
25. En consecuencia, la verdad presentada en forma externa no puede ser la
causa eficiente de la regeneración.
EL ESPÍRITU SANTO
El único concepto adecuado es el que ha tenido la Iglesia de
todos los Siglos, que considera al Espíritu Santo la causa eficiente de la
regeneración. Esto significa que el Espíritu Santo obra en forma directa sobre
el corazón del hombre y cambia su condición espiritual. No hay cooperación de
ninguna clase de parte del pecador en esta obra. Es la obra del Espíritu Santo
directa y exclusivamente, Ez. 11: 19; Juan 1: 13; Hech. 16: 14; Rom. 9: 16;
Fil. 2: 13.
La regeneración, pues, tiene que concebirse en su forma
solitaria. Dios solamente obra, y el pecador no tiene parte ninguna en esa
obra. Esto, de consiguiente, no significa que el hombre no coopere en etapas
posteriores en el trabajo de la redención. De la Escritura se desprende con
claridad que el hombre lo hace.
EL USO DE LA PALABRA DE DIOS COMO UN INSTRUMENTO EN
LA REGENERACIÓN
Se puede preguntar si la Palabra de Dios se usa como un medio en
la regeneración o no; o como con frecuencia se hace la pregunta, si la
regeneración es mediata o inmediata.
LA IMPORTANCIA ADECUADA DE LA PREGUNTA
Se requiere una discriminación cuidadosa para evitar
equivocaciones.
1. Cuando los antiguos teólogos Reformados insistían sobre el
carácter inmediato de la regeneración, con frecuencia le daban al término
"inmediato" una connotación que ya no tiene en la actualidad. Algunos
de los representantes de la Escuela de Saumur, como Cameron y Pajon, enseñaron
que en la regeneración el Espíritu Santo ilumina y convence, de manera
sobrenatural, la mente o el intelecto en forma tan poderosa que la voluntad no
puede fallar en seguir el dictado predominante del juicio práctico.
El Espíritu Santo obra en forma inmediata sobre el intelecto y
por su medio sobre la voluntad. Según los de Saumur no hay operación inmediata
del Espíritu Santo sobre la voluntad del hombre. En oposición a estos hombres
los teólogos Reformados acentúan por lo general el hecho de que en la
regeneración el Espíritu Santo también obra en forma directa sobre la voluntad
del hombre, y no nada más por mediación del intelecto.
En la actualidad la pregunta sobre la regeneración mediata o
inmediata es un poco diferente, aunque sigue siendo pregunta relacionada. Es la
pregunta acerca del uso de la Palabra de Dios como medio en la obra de
regeneración.
2. La forma exacta del asunto tiene que notarse con cuidado. El
asunto no es, si Dios obra la regeneración por medio de una palabra creadora.
Por lo general se admite que así lo hace. Tampoco es, si se emplea la Palabra
de verdad, la palabra de la predicación en el nuevo nacimiento, para
distinguirlo del ser engendrado divinamente del nuevo hombre, es decir, para
asegurar el primer ejercicio santo de la vida nueva.
El asunto verdadero es, si Dios, para implantar o generar la
vida nueva, emplea la palabra de la Escritura o la palabra de la predicación
como instrumento o medio. Al discutir este asunto en tiempos anteriores se
sufrió con frecuencia de la falta de una adecuada discriminación.
CONSIDERACIONES QUE FAVORECEN UNA RESPUESTA NEGATIVA
El Dr. Shedd dice: "La influencia del Espíritu Santo puede
distinguirse de la de la verdad; de la del hombre sobre el hombre; y de la de
cualquier instrumento o medio de que se trate.
Su energía actúa en forma directa sobre la misma alma humana. Es
la influencia del Espíritu sobre el espíritu; de una de las personas de la
Trinidad sobre una persona humana.
Ni la verdad, ni un compañero, pueden obrar así en forma directa
sobre la esencia del alma misma. Las siguientes consideraciones favorecen este
concepto:
1. La regeneración es un acto creador por el cual el pecador,
espiritualmente muerto, queda restaurado a la vida. Pero la verdad del
Evangelio puede obrar sólo de una manera moral y persuasiva. Semejante
instrumento no tiene efecto sobre un muerto. Defender su uso sería tanto como
negar la muerte espiritual del hombre; lo que de ninguna manera se entiende por
aquellos que toman esta posición.
2. La regeneración tiene lugar en la esfera de lo subconsciente,
es decir, fuera de la esfera de la atención consciente, en tanto que la verdad
se dirige por sí misma a la conciencia del hombre. La verdad puede ejercitar su
influencia persuasiva sólo cuando la atención del hombre se fija sobre ella.
3. La Biblia hace distinción entre la influencia del Espíritu
Santo y la de la Palabra de Dios, y declara que la del Espíritu se hace
necesaria para la recepción adecuada de la verdad, Juan 6: 64, 65; Hech. 16:
14; I Cor. 2: 12-15; Ef. 1: 17-20. Nótese particularmente el caso de Lidia, de
quien Lucas dice: "Ella estaba oyendo (ekouen, inf.), y el Señor abrió el
corazón de ella (dienaixen, aor., un solo acto), para que estuviese atenta
(prosechein, inf. de resultado o propósito) a lo que Pablo decía".
PASAJES DE LA BIBLIA QUE PARECEN PROBAR LO CONTRARIO
1. En Santiago 1: 18 leemos: "El, de su voluntad, nos hizo
nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus
criaturas". Este pasaje no prueba que la nueva generación quede
intervenida en su concepción por la Palabra de Dios puesto que el término usado
aquí, apokuesen, no se refiere a engendrar, sino a dar nacimiento. Aquellos que
creen en la regeneración inmediata no niegan que el nuevo nacimiento, en el que
la nueva vida se hace manifiesta por vez primera, esté asegurado por medio de
la Palabra.
2. Pedro exhorta a los creyentes a amarse unos a otros
fervientemente en atención al hecho de que ellos han sido "renacidos no de
simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre", I Ped. 1: 23. No es correcto decir como algunos
lo han hecho, que "la Palabra" en este versículo es la palabra
creadora, o la segunda persona de la Trinidad, porque Pedro mismo nos informa
que él está recordando la Palabra que había predicado a sus oyentes, versículo
25.
Pero está en perfecto orden señalar que aun geennao (la palabra
que aquí se usa) no se refiere siempre a un acto de engendrar mediante un ser
masculino, sino que puede denotar también el acto sinónimo de dar nacimiento al
niño. Esto es por completo evidente según se ve en pasajes como Luc. 1: 13, 57;
23: 29; Juan 16: 21; Gál. 4:24. En consecuencia, no hay autorización para
afirmar que Pedro en este pasaje se refiere al acto inicial en la regeneración,
es decir, el acto de engendrar. Y si se refiere a regeneración en un sentido
más amplio, entonces el pasaje no ofrece ninguna dificultad en relación con el
asunto que estamos considerando.
La idea de que se refiere aquí al nuevo nacimiento, está
favorecida por el hecho de que los lectores están representados como habiendo
nacido de nuevo de una semilla que evidentemente ya había sido implantada en
sus almas, compárese Juan 1: 13. No es necesario identificar la semilla con la
Palabra.
3. Algunas veces se hace violencia sobre la Parábola del Sembrador
para favorecer la idea de que la regeneración tiene lugar por medio de la
Palabra. La semilla en esta parábola es la palabra del reino. El argumento es
que la vida está en la semilla y brota de la semilla. En consecuencia la nueva
vida viene de la semilla de la Palabra de Dios. Pero, en primer lugar, esto se
sale de propósito, porque resultaría muy difícil decir que el Espíritu o el
principio de la vida nueva está encerrado en la Palabra, en la misma forma en
que el germen viviente está encerrado en la semilla.
Esto nos recuerda un concepto un tanto luterano del llamamiento,
según el cual el Espíritu está en la Palabra de manera que el llamamiento
siempre resulta efectivo si el hombre no pone un tropiezo en el camino. Y en
segundo lugar, esto es hacer presión sobre un punto que para nada es el tertium
comparationis. El Salvador quiere explicar en esta parábola cómo acontece que
la semilla de la Palabra lleva fruto en algunos casos, y en otros no. Lleva
fruto sólo en aquellos casos en los que cae en buena tierra, en corazones
preparados en tal forma que pueden entender la verdad.
LAS ENSEÑANZAS PERTINENTES DE NUESTROS SÍMBOLOS CONFESIONALES
Los pasajes siguientes se nos presentan aquí para consideración:
De la Confesión Belga, los artículos XXIV y XXXV; del Catecismo de Heidelberg
la pregunta 54; de los Cánones de Dort, III y IV, Art. 11., 12, 17; y por
último, las Conclusiones de Utrecht, adoptadas por nuestra iglesia en 1908. De
estos pasajes resultaría del todo evidente que nuestros escritos confesionales
hablan de la regeneración en un sentido amplio, en el que incluye tanto el origen
de la vida nueva como su manifestación en la conversión.
Hasta se nos dirá que la fe regenera al pecador.264 Hay pasajes
que parecen decir que la Palabra de Dios sirve de instrumento en la obra de la
regeneración.265 Pero están redactados en un lenguaje tal que todavía queda en
duda si efectivamente enseñan que el principio de la vida nueva queda implantado
en el alma por la' instrumentalidad de la Palabra. Fallan en discriminar con cuidado
entre los varios elementos que distinguimos en la regeneración.
En las conclusiones de Utrecht leemos : "Hasta donde tiene
que ver con el tercer punto, el de la regeneración inmediata el Sínodo declara
que esta expresión puede usarse en un buen sentido, hasta donde nuestras
iglesias lo han confesado siempre, en contra de los luteranos y de la iglesia
católico romana, que la regeneración no se efectúa por medio de la Palabra o de
los Sacramentos como tales, sino mediante la obra todopoderosa y regeneradora
del Espíritu Santo; que esta obra regeneradora del Espíritu Santo, no obstante,
no debe disociarse, en este sentido, de la predicación de la Palabra, como si
ambos agentes estuvieran separados uno del otro; porque aunque nuestra
Confesión enseña que no debemos tener duda respecto a la salvación de nuestros
niños que mueren en la infancia, aunque no hayan oído la predicación del
evangelio, y nuestros símbolos confesionales en ninguna parte se definen
respecto a la manera en la que se efectúa la regeneración en el caso de estos y
de otros niños, no obstante, por otra parte, es cierto que el evangelio es poder
de Dios para la salvación de todo aquel que cree, y que en el caso de los
adultos la obra regeneradora del Espíritu Santo acompaña a la predicación del
evangelio".
CONCEPTOS DIVERGENTES RESPECTO A LA REGENERACIÓN
EL CONCEPTO PELAGIANO
Según los pelagianos, la libertad del hombre v su
responsabilidad personal implican que él en todo tiempo es tan capaz para dejar
de pecar, como para cometer pecado. Sólo los actos de volición consciente se
consideran como pecado. En consecuencia la regeneración consiste nada más en la
reforma moral. Significa que el hombre que anteriormente había elegido
transgredir la ley, ahora elige vivir en obediencia a ella.
LA REGENERACIÓN BAUTISMAL
1. Esta no siempre se presenta en la misma forma. En la iglesia de
Roma. Según la iglesia católico romana la regeneración incluye no sólo la
renovación espiritual sino también la justificación o el perdón de los pecados,
y se efectúa por medio del bautismo. En el caso de los niños la obra de la
regeneración siempre es efectiva: pero no es así en el caso de los adultos.
Estos pueden aceptar y utilizar con gratitud la gracia de la regeneración, pero
también pueden resistir o hacerla ineficaz. Además, siempre es posible que los
que se la han apropiado la pierdan de nuevo.
2. En la iglesia anglicana. La iglesia de Inglaterra no está
unánime sobre este punto, sino que representa dos tendencias diferentes. Los
llamados puseyitas, en lo esencial, están en acuerdo con la iglesia de Roma.
Pero también hay en la iglesia anglicana un partido influyente que distingue
dos clases de regeneración: Uno que consiste nada más en el cambio de las
relaciones personales con la iglesia y los medios de gracia, y el otro, en un
cambio fundamental de la naturaleza humana. Según los de este partido sólo el
primero se efectúa Por medio del bautismo. Esta regeneración no incluye la
renovación espiritual. Por medio del bautismo el hombre nada más entra en una
nueva relación con la iglesia, y se convierte en Hijo de Dios en el mismo
sentido en el que los judíos se convertían en hijos de Dios por medio del pacto
del cual era sello la circuncisión.
3. En la iglesia luterana. Lutero y sus seguidores no tuvieron
éxito en limpiar su iglesia de la levadura de Roma en cuanto a este punto.
Globalmente los luteranos sostienen, en oposición a Roma, el carácter solitario
de la regeneración. Consideran al hombre, por completo, pasivo en la
regeneración e incapaz de contribuir de ninguna manera a ella, aunque los
adultos pueden resistirla por largo tiempo.
A la vez algunos enseñan que el bautismo, obrando ex opere
operato, es el medio usual por el que Dios efectúa la regeneración. Es el medio
usual, pero no el único, porque la predicación de la palabra también puede
producirla. Hablan de dos clases de regeneración, es decir, regeneratio prima
por medio de la cual se engendra la vida nueva, y la regeneratio secunda o
renovatio, por medio de la cual la nueva vida se dirige en dirección hacia
Dios.
Aunque los niños reciben la regeneratio prima por medio del
bautismo, los adultos, que reciben la primera regeneración por medio de la
palabra, se convierten en participantes de la regeneratio secunda por medio del
bautismo. Según los luteranos la regeneración se puede perder. Pero por medio
de la gracia de Dios puede ser restaurada en el corazón del pecador penitente y
eso sin que sea rebautizado.
El bautismo es la prenda de la continua solicitud de Dios para renovar
al bautizado y perdonarle sus pecados. Además, la regeneración no siempre se
ejecuta instantáneamente, sino que sigue, con frecuencia, un proceso gradual en
la vida de los adultos.
EL CONCEPTO ARMINIANO
Según los arminianos la regeneración no es obra exclusiva de
Dios, ni es tampoco exclusiva del hombre. Es el fruto de la elección del hombre
para cooperar con las influencias divinas ejercidas por medio de la verdad.
Hablando estrictamente, la obra del hombre es primera que la de Dios.
Ellos no aceptan que haya una obra precedente de Dios por medio
de la cual la voluntad del hombre puede inclinarse hacia el bien. Como es
natural también creen que la gracia de la regeneración se puede perder. Los
arminianos wesleyanos alteran este concepto en tal forma que acentúan el hecho
de que la regeneración es obra del Espíritu Santo, hecha en cooperación con la
voluntad humana.
Aceptan una primera operación del Espíritu Santo para iluminar,
despertar y dirigir al hombre. No obstante, creen también que el hombre puede
resistir esta obra del Espíritu Santo y que en tanto que lo haga permanece en
su condición irregenerada.
EL CONCEPTO DE LOS TEÓLOGOS DE POSICIÓN MEDIA
Este concepto está modelado según el pensamiento panteísta.
Después de la encarnación no quedan dos naturalezas separadas en Cristo sino
sólo una que es divina-humana, una fusión de la vida divina con la humana: En
la regeneración una parte de aquella vida divina humana pasa hasta el pecador.
Esto no requiere del Espíritu Santo una operación por separado, en dondequiera
que el pecador sea regenerado.
La vida nueva ha sido comunicada a la iglesia de una vez por
todas; es en la actualidad la posesión permanente de la iglesia, y pasa de la
iglesia a los individuos. La comunión con la iglesia también asegura la
participación de la vida nueva. Este concepto ignora por completo el aspecto
legal de la obra de Cristo. Además, hace imposible sostener que alguien haya
podido ser regenerado antes de que existiera la vida divina-humana de Cristo.
Los santos del Antiguo Testamento no pudieron ser regenerados. Schleiermacher,
es el padre de este concepto.
EL CONCEPTO TRICOTÓMICO
Algunos teólogos construyeron una teoría peculiar de la
regeneración, basándose en el concepto tricotómico de la naturaleza humana.
Procedieron sobre la hipótesis de que el hombre consiste de tres partes,
cuerpo, alma y espíritu. Se acepta por lo general, aunque hay variaciones sobre
este punto, que el pecado tiene su asiento nada más en el alma, y no en el
espíritu (pneuma).
Si el pecado hubiera penetrado al espíritu el hombre habría quedado
irremediablemente perdido, del modo preciso en que están: perdidos los demonios
que son meros seres espirituales. El espíritu es la vida superior y divina en
el hombre, destinado para gobernar la vida más baja. Debido a la entrada del
pecado en el mundo la influencia del espíritu" en la vida más baja se ha
debilitado en extremo; pero mediante la regeneración se fortalece otra vez, y
se restaura la armonía en la vida del hombre. Esto es, de consiguiente, una
teoría puramente racionalista.
EL CONCEPTO DEL LIBERALISMO MODERNO, O AMPLITUDISMO
Los teólogos amplitudistas (liberales) de la actualidad, no
tienen todo el mismo concepto de la regeneración. Algunos hablan en términos
que nos hacen recordar a Schleiermacher. No obstante, de manera más general
patrocina un concepto meramente naturalista. Son adversos a la idea de que la
regeneración es una obra sobrenatural y re-creadora de Dios.
En virtud de un Dios inmanente cada hombre tiene un principio
divino dentro de Él y de esta manera poseen en forma potencial todo lo que es
necesario para la salvación. La única cosa necesaria, es que el hombre se haga
consciente de su potencialidad divina, y que conscientemente se someta a la
dirección del más alto principio que hay adentro de él. La regeneración es,
sencilla y éticamente, un cambió de carácter.
PREGUNTAS
PARA AMPLIAR EL ESTUDIO
1. ¿Qué otros términos y expresiones usa la Biblia para designar
la obra de regeneración?
2. ¿Distingue estrictamente la Biblia entre llamamiento,
regeneración, conversión y santificación?
3. ¿Cómo explica usted eso de que la iglesia católica romana
incluya hasta la misma justificación en la regeneración?
4. ¿Cómo difieren la regeneración y la conversión?
5. ¿Hay algo tal como gracia previniente, que preceda y que
prepare para la regeneración?
6. ¿Qué es la regeneración activa para distinguirla de la pasiva?
7. ¿Perdura la pasividad del hombre en la regeneración por algún
tiempo?
8. El concepto de que la Palabra de Dios no sirve de instrumento
para efectuar la regeneración ¿no hace que la predicación de la Palabra parezca
fútil y por completo innecesaria?
9. ¿No conduce esto a la verja del misticismo?